En este artículo titulado Café Etiopía te hablamos de la influencia e importancia de este país para el café, recorriendo la historia de esta bebida y las variedades que existen actualmente en Etiopía.
Historia del café
El término ‘café‘ proviene del italiano caffe, que deriva del turco, khave, y este del árabe, qahwah (estimulante).
Origen del café
El origen del café tiene un tinte exótico y con aires de leyenda. En 1671 aparece escrita la apócrifa historia de Kaldi, un criador de cabras etíope, a quien se le atribuye el descubrimiento del café. Sobre este, se cuenta que al darse cuenta de los efectos estimulantes que el rebaño mostraba al mordisquear las bayas rojas de un arbusto, se las mostró a un venerado musulmán, que no dudó en echarlas al fuego. Las llamas comenzaron a desprender un agradable aroma, llamando la atención de los hombres, que cogieron los granos tostados de la hoguera, y con agua caliente y sal consiguieron el primer café del mundo.
Otra conocida leyenda es la del místico sufí Abu al-Hasan al-Shadhili. En un viaje por Etiopía, probó las bayas rojas de un arbusto del que comían unas aves, sintiendo una gran vitalidad.
Aunque no haya una clara evidencia que demuestre la existencia del café antes del siglo XVII, se cree que los ancestros etíopes del actual pueblo oromo descubrieron por primera vez el efecto estimulante de los granos de esta planta. Bunn o bunna sería el nombre que recibiría la planta de café en las zonas montañosas del Reino de Kaffa, en Etiopía. Las semillas de esta baya roja proceden del árbol originario de Etiopía cafeto.
Expansión del café
Las tribus africanas elaboran una pasta a base de los granos de café molidos para los animales. Este cultivo se extiende a Arabia por los prisioneros de guerra.
Desde Etiopía, la historia del café se traslada a Egipto, Persia, Arabia y Yemen. En los monasterios sufí de este país aparece la primera evidencia creíble de la bebida. Desde Yemén, el café llega al resto del mundo árabe.
La prohibición del alcohol en los países árabes favoreció el consumo de café entre la población, creándose la primera cafetería en Constantinopla (1475).
En el siglo XVI, el café se había expandido por el resto de Oriente Medio, Persia, Turquía y África del Norte.
Alrededor el año 1600 el café llega a Europa con los mercaderes venecianos. La expansión continúa por Europa, surgiendo las primeras cafeterías en el continente. En 1686 París inaugura el Café Procope.
El café sigue expandiéndose hasta América. Será en la cafetería Dragón verde donde se prepara el motín del té en Boston, episodio durante el cual los rebeldes lanzaron al mar el té en un ataque a la corona británica. Las escasas existencias de té durante la Guerra de la Independencia, provocaron la drástica subida del precio del café, altamente demandado. A esta situación se suma el fin de las importaciones de té provocadas por la Guerra de 1821. Esta situación propicio la inversión en tecnología para su proceso de elaboración y convirtió el café en la bebida nacional.
En el siglo XVIII los grandes cultivos se expandieron a Indonesia.
La popularización de la bebida en Europa en el siglo XVIII y el aumento de su demanda en el siglo XIX, lleva a los países tropicales a cultivar y exportar café. Esto consolidó a América del Sur como productora de café, en Brasil, Ecuador, Colombia y Perú principalmente.
Café Etiopía
Etiopía es parte fundamental de la historia del café, como origen de esta bebida. De hecho, el café arábica contiene gran variedad de materiales ancestrales.
Hoy, Etiopía es uno de los mayores productores y consumidores de café del mundo. Cada año, Etiopía tiene una producción de entre 200 y 250 mil toneladas de café. Una gran parte de esta cantidad es exportado, pero la mayoría está destinado al consumo del propio país.
La gran reserva de café de Etiopía asegura su puesto en la industria, más todavía en el panorama actual marcado por el cambio climático y las plagas. Hay que tener en cuenta que Etiopía fue el único país africano no colonizado, manteniendo su cultura y forma de producir el café. Existe un proverbio etíope popularmente conocido: “buna dabo naw” (el café es nuestro pan).La mayoría del café de Etiopía es procesado naturalmente y de forma sostenible. Los productores etíopes no acostumbran a usar insecticidas y fertilizantes, contribuyendo al medio ambiente y a la autenticidad del producto.
Etiopía destaca por su variedad de cafés y procesos de producción. En función de la zona geográfica de producción, en Etiopía podemos encontrar una amplia gama de cafés.
Café arábica en Etiopía
Originario de Etiopía, el café arábica o café arábigo es uno de los más famosos y reconocidos.
En Etiopía, el café arábica se cultiva en zonas muy húmedas.
El grano del café arábigo grande y alargado. Su sabor es suave y dulce, con aromas afrutados.
Yirgacheffe
Yirgacheffe, al sur de Etiopía, nos regala arbustos que crecen naturalmente.
El café arábica resultante de los frutos de estos arbustos, con mucho cuerpo, destaca por sus notas frutales, mezclados con un toque de acidez.
Harrar
La variedad de café harrar, dentro de los cafés arábigos, destaca por su producción: Su recolecta, secado y tueste son realizados de manera natural que se aprecia en sus tonos terrosos.
Con un sabor muy ácido, mantiene el toque afrutado. Su textura es un poco áspera, dándole un cuerpo medio.
Limu
Esta variedad de café procede de los árboles silvestres de las montañas de la Región de Limu.
La morfología de este grano de café, pequeño y denso, junto con sus esencias enzimáticas, lo convierte en una bebida excepcional.
Sidamo
La climatología húmeda resultante de las abundantes precipitaciones del valle del Rift, convierten el territorio de Sidamo en un bosque frondoso con un suelo muy fértil para el crecimiento de los cafetos.
Se caracteriza por sus toques a frambuesa, grosella y grosella negra. En su aroma, se distingue el jazmín y la vainilla.
Café robusta
El arbusto que da lugar al café robusta es más grande que el cafeto de arábica. Esto hace que su crecimiento sea más fácil, y por tanto, lo convierte en una planta más resistente. Así, se cultiva en no aptas para el café arábigo.
Sus granos son pequeños y redondos.
El café robusta tiene prácticamente el doble de cafeína que el café arábica, más cuerpo, una textura más cremosa y un sabor más amargo. El aroma vegetal y cereal, contrasta con el floral del café arábigo.
En Soto Café recorremos el mundo buscando los mejores granos de café, aromas y sabores únicos. ¡Descubres nuestros cafés!
Pingback:Café en grano - Experiencia Soto Café